Una herencia lingüística para mis niños

 

Cuando éramos niños la gente nos hacía sentir que nuestra lengua, a la que le decían “dialecto”, era algo que no valía nada, y que debíamos dejarla de hablar para dejar de ser indios.
Hoy yo ya sé que esa gente era la que estaba mal, y ahora ya sé que ser indígena no me limita en nada. Además, me di cuenta de que mi idioma era muy valioso.
Le tengo cariño a mi lengua porque es la que hablo con la gente que más quiero.
Mi lengua me gusta porque es única. Tiene formas y sentidos que maravillan a personas de todo el mundo.
Lamentablemente hay otras personas que no saben o no entienden esto y deciden no usar su lengua ni compartirla con sus niños.
Los que no hablan su lengua con sus niños no se dan cuenta de que están rompiendo una larga tradición  lingüística transmitida de generación en generación durante siglos.

Ellos no se dan cuenta de que dejan morir su lengua en su generación.

Ahora sé que ser bilingüe es bueno para el cerebro. Está comprobado, por ejemplo, que las personas bilingües resuelven mejor algunos problemas y que el envejecimiento cerebral se retrasa. Además, la lengua indígena no perjudica en ningún modo la adquisición del español.
Los bueno es que mis niños no vivirán el desprecio que tenía la gente de antes a las lenguas indígenas. Con el tiempo, ellos serán los que llevarán la difusión de nuestra lengua a lugares como el internet y así estará más viva que nunca.
Lo único que necesito hacer es platicar y convivir con los niños  de mi casa (menores de 11 años) en mi lengua.